Sí con la angustia, todo me sale mal, con la melancolía, ni siquiera haré nada.
Pocas palabras podrían ser tan comunes y actuales como la banalización del mal. Estos conceptos, presentes en la conversación informal del día a día como en el diálogo normal de la población y de los profesionales de la salud, quienes concentran sus esfuerzos en intentar encontrar las causas y concebir tratamientos o formas de prevención de tantos males que atacan a la población y que muchas veces los esfuerzos fracasan, como resultado de la visión materialista y limitada que la gran mayoría de las áreas de la ciencia todavía tienen del ser humano..
Desde hace milenios, la humanidad ha procurado entender la cura de los males afectivos y emocionales de las personas, bajo la óptica física o religiosa, muchos profesionales aun tratan al individuo como un cuerpo físico, controlado por reacciones químicas y condicionamientos psicológicos.
El elemento principal –frecuentemente omitido o ignorado-, es que el ser humano no es el cuerpo físico y si, principio inteligente más allá de la materia, energía, forma, espacio y tiempo, el cual tiene su historia individual y rasgos personales establecidos desde sus vidas anteriores. Este principio inteligente, designado por muchos como: alma o espíritu es llamado conciencia en el área de la ciencia, Concienciologia.
Jamás llegaremos a comprender plenamente al ser humano- ni siquiera su cuerpo y aun menos sus complejos procesos emocionales-,si no expandimos el conocimiento acerca de la conciencia, que realmente somos, mas allá de lo físico.
Era de la Melancolía
Según algunos autores, el siglo XX fue la Era de la Ansiedad y el siglo XXl se anuncia como la Era de la Melancolía, debido a los cuadros de depresión psicológica que aparecen con frecuencia creciente en segmentos cada vez más precoces. La psiquiatría afirma que la depresión, la angustia y la ansiedad están circunscritas a los llamados disturbios de la afectividad (Goleman 1.996).
Para el individuo ansioso, hay una sensación de urgencia permanente, que es necesario hacer algo y que no habrá tiempo de hacerlo.. Vemos estrecha relación de ese proceso con la idea subyacente de la tarea de vida o programación existencial no atendida. Hay muchos cuadros de melancolía (melin) encubiertos por la ansiedad. ¿Será el mecanismo de defensa de la desviación, una fuga de la causa real de la insatisfacción? El ataque de pánico esta considerado como un brote agudo de ansiedad (Kramer 1.995).
La fragilidad o falta de propósitos, la ausencia de metas y de decisiones con respecto a la evolución, alimentan emociones patológicas-auto asedio-.la cobardía evolutiva es una enfermedad grave (el derrotismo) y acostumbra a ser raíz de los cuadros de autodestrucción. Surge la “melin”, melancolía extrafisica o frustración hacia la vida humana, pérdida del sentido de la vida, depresión. La energía que debería ser utilizada para el crecimiento esta siendo dispersada por la auto culpa, (Guzzi 1.998)
Hay personas que pasan la vida con la eterna sensación de prisa, de pérdida de tiempo, de falta de tiempo, con la impresión de que el tiempo está escurriéndose entre sus dedos, viviendo una niebla mental auto inducida. Este disturbio emocional esta clasificado en el campo de las llamadas enfermedades del tiempo.
La calidad de la energía personal depende exclusivamente del Pen (intención del pensamiento), del Sen (sentimiento o emoción), del E (energía), cuando el descontento y el disgusto surgen, el individuo presenta una carencia afectiva insaciable. Personas poco desarrolladas desde el punto de vista afectivo, acostumbran a buscar la compensación de su vacío existencial en el consumismo desenfrenado y ponen a relieve los aspectos más inmaduros de la conciencia, intentando estafarse a sí mismo sobre las necesidades evolutivas, es pura pérdida de tiempo.
Posibles Salidas.
Siempre hay formas de actuar más saludables y se multiplican día a día ayudar a los demás como salida al dilema y utilizando la energía en algo más productivo, estudiar, reflexionar sobre la misión de vida, volcarnos a buscar el optimismo en cada realidad, incorporarse a una tarea asistencial.
La solución al problema esta en el uso del discernimiento (mentalsoma) que es la capacidad de saber lo que es mejor y separar lo que da más lucro evolutivo, de aquello que ya no sirve y dejarlo.
En esta etapa, pensar por si mismo – autonomía pensenica-, en cuanto la persona aumenta su discernimiento y vislumbra una vida mejor y más productiva, lo importante es permanecer abierto y atento a las inspiraciones para recuperar ideas innatas del curso intermisito -que es el tránsito por esta vida y nuestra preparación existencial hasta que nos corresponda partir a otro plano.
Deja una respuesta